El Sistema Nervioso Autónomo es la parte del Sistema Nervioso que regula procesos fisiológicos de manera automática e inconsciente, buscando adaptarse lo más rápido posible a las exigencias del medio. Se encarga de controlar, entre otras funciones, la frecuencia cardíaca, la presión arterial, los procesos digestivos, el ritmo respiratorio, la temperatura corporal, la conductancia de la piel…etc. En muchas ocasiones, pasamos por alto la importancia que tiene el buen funcionamiento de nuestro propio organismo, sin embargo, entender por qué funcionamos de determinada manera ante determinadas situaciones, puede darnos las claves de cómo resolverlo o enfrentarlo.
El Sistema Nervioso Autónomo se divide en:
SISTEMA NERVIOSO SIMPÁTICO (SNS)
Funciona como Acelerador
Libera energía
Nos prepara para situaciones de peligro: Lucha o Huida
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- Aumenta la Frecuencia Cardíaca
- Aumenta la Frecuencia Respiratoria
- Produce Sudoración
- Dilata las pupilas
- Aumenta la presión arterial
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SISTEMA NERVIOSO PARASIMPÁTICO (SNPS)
Funciona como Freno
Conserva energía
Lleva a cabo respuesta de reposo y reparación
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- Disminuye la Frecuencia Cardíaca
- Disminuye la Frecuencia respiratoria
- Estimula procesos digestivos
- Disminuye la presión arterial
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SISTEMA NERVIOSO AUTONOMO Y ENTORNO
Nuestro SNA desempeña una función muy importante en nuestra interacción con el ambiente que nos rodea, es el encargado de equilibrar nuestro organismo para que podamos enfrentarnos a las distintas situaciones que se nos presentan del modo más funcional posible, respondiendo acorde a las señales de tranquilidad o alerta y garantizando nuestra supervivencia.
Y….¿Cómo se manifiesta esto?
Imaginemos por un momento que escuchamos una fuerte explosión cerca nuestra, el nivel de activación producido por el Sistema Nervioso Simpático nos proporcionará la energía necesaria para salir corriendo o enfrentarnos a la situación con éxito. Por el contrario el Sistema Nervioso Parasimpático, será el encargado de reestablecer el sosiego y permitir que nuestro sistema vuelva a funcionar de modo que toda esa energía pueda ser conservada, como un juego de equilibrios.
Un Sistema Nervioso saludable, será capaz de regularse de manera automática respondiendo a las exigencias de nuestro entorno, pero en ocasiones, determinados eventos traumáticos o sucesos con alto impacto emocional, pueden condicionar el Sistema Nervioso y «obligarlo» a vivir en un estado constante de alerta, miedo o bloqueo, dejando de funcionar de manera regulada y llegando a influir y condicionar nuestra percepción de las situaciones y experiencias que vivimos. El resultado de esto, es que el sistema puede verse sometido a sensaciones de bloqueo, estrés, depresión, ansiedad, problemas físicos, desórdenes digestivos, problemas de sueño…etc.
La buena noticia es que es lograr otro modo de funcionar es posible, adquirir de nuevo un modo saludable y funcional que nos permita vivir las experiencias de manera segura y tranquila, se puede conseguir a través del entrenamiento y de la imposición: es decir, obligándonos a funcionar de otro modo totalmente diferente al que se automatiza, lo que requiere de esfuerzo, trabajo y voluntad.